sábado, 1 de marzo de 2014

Deje de darle vueltas. No se machaque.

El sufrimiento inútil provoca un desgaste exagerado a nivel físico, una irritabilidad creciente a nivel psíquico y un desplome enorme de nuestro control emocional.

Si nos pasamos tres horas dándole vueltas a algo que nos hace sufrir, es como si hubiéramos estado tres horas corriendo sin parar. Entonces nos sentimos cansados, aunque no nos hayamos movido de una silla, apáticos, decaídos y tristes, aunque estemos rodeados de personas que nos quieren.

Cuando sufrimos inútilmente, bajamos al mínimo nuestro rendimiento intelectual, se entorpece nuestro rendimiento y podemos entrar en estados predepresivos.

Sólo hay un sufrimiento positivo: el que te hace reaccionar pronto y facilita que aprendas de la situación vivida. Nuestros esfuerzos se tendrían que encaminar a extraer las enseñanzas positivas de tal forma que esa experiencia será válida en la medida que intentemos corregir nuestros pensamientos y / o actuaciones concretas, en situaciones similares que se den en el futuro.


¿Nos ayuda el que suframos antes, durante y después de un examen? ¿Resulta que útil que nos disparemos antes de una entrevista de trabajo?

Si nos machacamos de forma absurda con los desengaños o desilusiones que hayamos tenido, nos hundiremos más. Es contraproducente que nos pasemos horas y horas, a veces  días y días "dándole vueltas".

Fijémonos en las personas que nos provocan más simpatía. ¿Son las que sufren por todo o , por el contrario, las que afrontan la vida con alegría, que se muestran positivos ante las dificultades?

No siempre que le damos vueltas a un hecho estamos aprendiendo de él, a veces justamente hacemos lo contrario, y sólo conseguimos ¡hundirnos y condicionarnos negativamente para cometer los mismos errores!

Recriminarnos y traer a la memoria hechos pasados en los que actuamos de forma poco "hábil", sólo nos traerá inseguridad e insatisfacción. Traer de forma punitiva o recriminatoria a la memoria esos sucesos favorece la repetición de los mismos errores en situaciones futuras.

No tiene sentido sufrir por aquello que no tiene solución. Nuestros esfuerzos se han de encaminar a salir y recuperar esas situación; para ello, nuestros pensamientos los pondremos a favor de nuestra causa, no en contra. Cuando nos equivoquemos, nos esforzaremos, por extraer, como siempre, la experiencia válida.

Si no cesamos de compadecernos y de repetir constantemente lo que hemos sufrido, si nos recreamos en nuestros pensamientos negativos sólo traeremos dolor y oscuridad a nuestra vida. Tenemos que intentar lo contrario, "detener la hemorragia".

Los acontecimientos no dependen de nosotros, pero siempre será más fácil abordarlos si nuestra energía se encamina a superar las dificultades y no a agrandarlas; si buscamos continuamente el bienestar, lo positivo de cada situación, y no nos machacamos nuestros ánimos castigándonos inútilmente.

Los problemas no se solucionan únicamente pensando en ellos y dándoles vueltas y vueltas; se solucionan cogiendo distancia, analizándolos con objetividad (y para ello hemos de encontrarnos bien, física y anímicamente) y, además, enfocándolos con cierto humor y una actitud positiva, que no tiene por qué estar reñida con una actitud realista.


Los pensamientos destructivos pueden ser los causante de que un hecho del pasado nos cause dolor cada vez que pensamos en él. NO TIENE NADA DE SANO, NI DE SALUDABLE QUE, AL CABO DE LOS AÑOS, NOS ESTEMOS MACHANDO CON ALGO QUE, POR MUCHAS VUELTAS QUE LE DEMOS, NO PODEMOS CONSEGUIR QUE NO HUBIERA OCURRIDO.

Lo que sí que podemos hacer es ACTUAR, controlando esos pensamientos y haciéndolos más racionales, pero si aún así, pensamos que debemos, en alguna medida, reparar lo que hicimos, podemos, por ejemplo, intentar hablar con ese amigo y preguntarle si se acuerda de aquella situación , le pediremos disculpas y le diremos que, honestamente,no sabe la cantidad de veces que nos hemos arrepentido de ello. Eso sí,habla desde el contexto del buen humor, pues, de lo contrario, nuestro amigo se extrañará y hasta se asustará pensando ¿Cómo es posible que nos machaquemos de esta forma?

Si no consiguiéramos contactar con nuestro amigo, daremos el tema por zanjado e intentaremos poner a trabajar nuestra mente en aquellas cosas que dependan de nosotros.

RECORDEMOS QUE, COMO HUMANOS, NOS EQUIVOCAMOS Y NOS SEGUIREMOS EQUIVOCANDO, Y UNA PARTE DE NUESTRA MADUREZ CONSISTIRÁ EN APRENDER DE NUESTRAS EQUIVOCACIONES PASADAS Y PONER LOS MEDIOS PARA QUE ÉSTAS NO VUELVAN A SUCEDER O SE REPITAN EN EL FUTURO.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para aprender a vivir de una manera positiva. Autora: María Jesús Álava Reyes. Ed. La Esfera de los Libros.

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