domingo, 29 de septiembre de 2013

La trampa de centrarse en uno mismo



Todo el mundo quiere causar buena impresión, pero cuando TODA su atención está concentrada en la forma como usted está actuando y en imaginar lo que piensan de usted, se vuelve contraproducente.

Las personas tímidas, cuando conversan, se preocupan por sus aptitudes sociales y su manera de conversar en lugar de concentrarse en la otra persona. Si encima tenemos pensamientos negativos sobre nosotros mismos, empeoramos las cosas.


Mantener una conversación vivaz y sentirse cómodo socialmente son situaciones que no se producirán si usted está evaluándose constantemente. Las personas tímidas deben pasar menos tiempo prestándose atención a ellas mismas y más tiempo prestando atención a los demás.

Cuando las personas sociables tiene éxito en las experiencias interpersonales, dan el crédito del éxito a los rasgos de su personalidad y a su capacidad. Cuando tienen algún fracaso, culpan a alguna causa externa.

Cuando usted se siente responsable de sus fracasos sociales y cree que la culpa reside en usted, está perpetuando el sentimiento de que siempre será un fracasado social. Pero está en un error. Está privándose de la retroalimentación positiva y echándose la culpa sin necesidad.

La emoción actúa como un filtro selectivo en nuestro modo de percibir la gente y las situaciones. Cuando estamos de buen humor es más fácil recordar los buenos momentos, y a la inversa, cuando estamos apesadumbrados con mayor facilidad los momentos tristes. Pero cuando el filtro de la timidez está colocado, sólo notamos los silencios en una conversación, el dibujo de mosaicos en el suelo y los molestos momentos de soledad entre las conversaciones.

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